Washington, 29 ago (Prensa Latina) Lo que comenzó como un esfuerzo por recuperar documentos de seguridad nacional en poder del expresidente Donald Trump, es hoy una de las investigaciones criminales más desafiantes de la memoria reciente en Estados Unidos.
Un artículo del diario The New York Times al referirse este lunes a la pesquisa, que catalogó además de complicada y potencialmente explosiva, advirtió que podría derivar en enormes implicaciones para el Departamento de Justicia (DOJ), el propio Trump y la confianza de los estadounidenses en el gobierno.
El fiscal general Merrick Garland se enfrenta ahora a la perspectiva de un decisión difícil si presentara cargos penales contra un expresidente y probable candidato republicano de 2024, un paso sin paralelo histórico.
Incluso, puede que Garland tenga que hacer esta elección dos veces, dependiendo de las pruebas que aporte la amplia pesquisa sobre los intentos de Trump de revertir el resultado de las elecciones de 2020 y su presunta participación en el ataque del 6 de enero de 2021 al Capitolio federal.
Recordó el rotativo que cuando el Buró Federal de Investigaciones (FBI por sus siglas en inglés) registró la mansión de Trump en Mar-a-Lago el pasado 8 de agosto, los agentes recuperaron 11 conjuntos de material clasificado.
Pero eso fue solo la punta del iceberg, porque durante meses los abogados y ayudantes del exmandatario regatearon con el DOJ sobre la devolución de documentos.
Sin embargo, los fiscales federales se convencieron de que no se les estaba diciendo toda la verdad, señaló el influyente periódico neoyorquino.
Esa conclusión ayudó a poner en marcha una decisión que equivaldría a una prueba sin precedentes de la credibilidad del DOJ en un entorno político profundamente polarizado. Solicitar una orden de allanamiento para entrar en Mar-a-Lago y recuperar lo que los fiscales sospechaban que sería material altamente sensible era el desafío, más allá de los cientos de páginas que Trump ya había regresado, apuntó.
El gobierno dijo que esa apuesta dio resultado, ya que los agentes del FBI se llevaron cajas llenas de material sensible durante el registro de hace tres semanas, incluyendo algunos documentos con marcas de «muy secreto».
Por su parte, la indagación sobre los sucesos del 6 de enero empezó por tratar de arrojar luz respecto al atentado de los simpatizantes del entonces presidente a la sede del legislativo y luego se amplió para incluir acciones que ocurrieron antes del asalto.
Se habla de un plan para presentar listas de electores al Congreso que afirmaban falsamente que Trump había ganado en varios estados clave, indicó el material.
Este verano funcionarios de la Oficina del Fiscal de Estados Unidos comenzaron a preguntar directamente a los testigos acerca de cualquier implicación de Trump y de los miembros de su círculo íntimo, incluido su exjefe de personal Mark Meadows, en los esfuerzos para revertir su derrota electoral.
Lo anterior es apenas una porción de las numerosas pesquisas que rondan a Trump desde que dejó su cargo ya sean por sus negocios o actividades políticas.
Según afirmó el senador Lindsey Graham (republicano de Carolina del Sur) en una entrevista concedida la víspera a Fox News habrá «disturbios en las calles» si Trump llegara a ser procesado por el manejo del material clasificado encontrado cuando el FBI registró su residencia en Mar-a-Lago.
La declaración estaría en correspondencia con alertas recientes de agencias federales respecto al aumento de las amenazas de violencia política en un entorno muy polarizado.